Como bien sabéis, los que se describen como los “Sabios de Oriente” son Melchor (de Europa, un anciano de pelo y barba blancos), Gaspar (el más joven de los tres, con rubio y procedente de Asia) y Baltasar (de mediana edad, origen africano y piel oscura).
Baltasar no es africano
La imagen de los Reyes Magos que vemos en los belenes colocados cada año junto al árbol de Navidad es una interpretación mundialmente aceptada, aunque sólo sin fundamento en el Nuevo Testamento, que es la parte de la Biblia que narra la vida y obra de Jesucristo y sus apóstoles.
En ningún lugar del Nuevo Testamento dice que Melchor fuera un anciano de largos cabellos blancos y barba, ni que Gaspar fuera un hombre maduro de cabellos oscuros y facciones limpias, y mucho menos que Baltasar fuera afrodescendiente. .
El motivo de los regalos
El primero en entregar fue Baltasar, quien entregó el oro a Jesús, lo cual hizo porque se considera que se debe dar a los monarcas, considerando que Jesús fue el “Rey de reyes” a quien se le debe reconocer su realeza y quien sería el responsable de gobernar a Israel.
El que siguió entregando su regalo fue Gaspar, quien se habría encargado de darle el incienso. un preparado de resinas con el que se confirmaba la divinidad del recién nacido. Este producto se utiliza en altares mientras se adora al Dios sobre el que se coloca.
Tres,.. y hasta 60!
En nuestra tradición, hay tres Reyes Magos. Sin embargo, en la tradición oriental el número se eleva a 12. En diferentes relatos, el número varía de dos a 60. Lo cierto es que el breve pasaje del Evangelio de Mateo no establece un número. Los tres mencionados por algunos de los llamados “Padres de la Iglesia” parecen estar relacionados con los dones mencionados en el texto bíblico: oro, incienso y mirra. “En el siglo III, el teólogo Orígenes indicaba que había tres Reyes Magos, número que acabó prevaleciendo por razones bíblicas, litúrgicas y simbólicas, y que fue confirmado por la Iglesia en el siglo V”, explica el Dr. en Historia por la Universidad de Navarra José Javier Azanza López.
Los nombres tampoco están en el relato bíblico. Según Azanza, en el Evangelio de la infancia armenia, evangelio apócrifo que data del siglo IV, ya se les identificaba como Melchor, Gaspar y Baltasar. En el siglo VII, dice la Enciclopedia Católica, aparecen ligeras variaciones de estos nombres en los escritos latinos. La difusión de estas denominaciones, según la Iglesia Católica, se da a partir del siglo IX. Durante este siglo, explica el historiador navarro, los nombres se incluyeron en el texto del Liber Pontificalis de Rávena.